A mediados de la década de los 70, el icónico programa de televisión ‘Saturday Night Live’ lanzó al estrellato a varios comediantes notables de Hollywood. Entre ellos se encontraba Bill Murray, quien se destacó como uno de los comediantes más brillantes de su generación. Su talento para la comedia y la improvisación lo convirtieron en una parte integral del programa durante cinco temporadas, sentando las bases de una carrera cinematográfica extraordinaria.
La carrera cinematográfica de Murray despegó con películas emblemáticas como ‘Los cazafantasmas’ (1984), donde interpretó al carismático Peter Venkman, consolidándose como una estrella de la comedia. También apareció en otras películas notables como ‘Tootsie’ (1982), ‘Los fantasmas atacan al jefe’ (1988), o ‘Atrapado en el tiempo’ (1993). Su punto álgido llegaría con ‘Lost in Translation’ (2003), por la que recibió su única nominación al Oscar a Mejor actor principal.
En las décadas de los 80 y 90, Murray alcanzó altos niveles de popularidad, consolidándose como uno de los actores cómicos más reconocidos de Hollywood. Su fama impactante lo convirtió en un ícono cultural, yendo más allá que una típica estrella de cine y convirtiéndose en un referente generacional.
Sin embargo, el actor y humorista ha tenido que enfrentarse en innumerables ocasiones a los inconvenientes de la fama en Hollywood, que son múltiples y complejos, según la perspectiva del propio Murray. El actor reflexionaba sobre cómo la fama afecta a las personas, destacando los aspectos más complejos de convertirse en una celebridad.
Murray profundizaba en esta reflexión señalando los aspectos más complejos de convertirse en una celebridad: “Definitivamente hay mucha basura que viene con el premio de ser famoso. Es un buen regalo, pero hay mucho envoltorio, papel y basura que cortar. Entonces, cuando salía una película y la gente te veía por la calle, su reacción era tan exagerada que daba miedo. Asustaba a los demás. A mí me ponía de los nervios. A todo el mundo le gustaría que una multitud de chicas le arrancara la ropa, pero que te griten es diferente”.