En 2023, Edward Berger sorprendió a todos al ganar el premio Oscar a la mejor película internacional por «Sin novedad en el frente», adaptación de la novela homónima de 1929 del alemán Erich Maria Remarque. En su discurso de agradecimiento, hizo mención a Florian Hoffmeister, director de fotografía alemán nominado ese año por «Tár». Ambos habían trabajado juntos hacía décadas, confirmaba Berger, emocionado sobre el escenario del Kodak Theatre, y se habían encontrado esa noche de manera imprevista.
El cine no sigue un camino recto: nunca lo ha hecho. Desde fuera, puede parecer que «Cónclave» nace del éxito de «Sin novedad en el frente», pero llevaba años en desarrollo. La estatuilla dorada solo fue un empujón. «Esta película existe desde hace seis años, comencé a trabajar en ella antes de ‘Sin novedad en el frente'», confirmó Berger. «Cuando terminé ‘Sin novedad…’, seguía enamorado con ella. Y sentí que eran proyectos diferentes, aunque con similitudes temáticas o estilísticas. En general, sabía que había muchos retos que no tenía claro cómo resolver y eso me motivaba a enfrentarme a ellos».
«Cónclave» cuenta la historia de una ficticia búsqueda de un nuevo líder para la Iglesia de Roma. Ficticia, repleta de controversias, pero plausible al fin y al cabo para unos tiempos en los que todo puede suceder. Isabella Rossellini se ríe cuando le preguntan si ir constantemente vestida de monja le resultó gracioso o cómodo.
«Toda la película se rodó en Roma», explicó Isabella Rossellini. «Algunas partes se rodaron en Cinecittà, el legendario estudio a las afueras de la ciudad, que gracias a directores como Visconti, Fellini o mi padre sigue dando trabajo a un gran número de artesanos».
Berger aprovechó maravillosamente las localizaciones y cuidó hasta el último detalle para envolver al público en un ambiente del que cualquier espectador sabe algo y nada al mismo tiempo. Entre sus herramientas para otorgar credibilidad al filme, está un preciso trabajo de figuración. «Sencillamente, me encanta el trabajo con los extras que hace Paolo Sorrentino», explicó el director.
Fiennes interpreta al cardenal Lawrence, decano del Colegio Cardenalicio. Un hombre atrapado en la incertidumbre, que tiene que hacer frente, desde la inseguridad ante su fe, a la elección de un nuevo papa. «Me atraía darle vida a un hombre que, a pesar de sus dudas, debía seguir adelante con una misión que se le había encomendado».
Los titubeos de hombres que deberían estar convencidos, la vacilación de soldados de una causa que no permite deslices, los matices grises en una institución que promueve blancos y negros a la hora de ver el mundo, son los mimbres con los que se teje esta historia. «Eso es lo que me motivó a ponerme al frente del proyecto», sentenció su director. «No me estimulaba tanto la parte detectivesca, sino el viaje de dudas que atraviesa su protagonista».