Al descubrir una carta reveladora en 2011, la hija de Charles Chaplin, Victoria, desenterró un secreto que sacudió los cimientos de la historia familiar. En dicha carta, se revelaba el lugar de nacimiento del carismático artista: un carromato en el campamento gitano de Black Patch Park, cerca de Birmingham. Este hallazgo trastocó por completo la percepción de la familia Chaplin sobre su patriarca y su legado, transformando la manera en que se relacionaban con su recuerdo, tras su desaparición en la Navidad de 1977.
A partir de esa misiva, enviada por un individuo llamado Jack Hill, surge el documental «Chaplin: Espíritu gitano», dirigido por su nieta Carmen. Este film no solo indaga en la herencia romaní del creador de Charlot, sino que también profundiza en la figura paternal de un hombre insólito y enigmático en el ámbito familiar. De esta manera, el documental se convierte en un tipo de exorcismo familiar, explorando los vínculos de los hijos que Chaplin tuvo con su última esposa, Oona, quienes nacieron cuando el cineasta ya había superado la cincuentena. Este abismo generacional marcó profundamente a la descendencia, que ahora, en la etapa adulta y tras el descubrimiento de sus raíces, parece reconciliarse con la enigmática figura de su padre.
Aunque en ocasiones esta exploración narrativa se asemeje a un ejercicio de autoterapia, brinda al trabajo una honestidad peculiar. La travesía emocional y el proceso de reconciliación de los descendientes de Chaplin se entretejen con la revelación de sus raíces gitanas, ofreciendo una visión íntima y reveladora de los aspectos más recónditos de la vida y legado del icónico actor. Sin lugar a dudas, este documental presenta una inmersión profunda en la compleja psique de una figura influyente del siglo XX.