Han pasado 18 años desde el estreno de «El diablo viste de Prada» y la noticia de una segunda parte ha revolucionado a los fans. La película se convirtió en un ícono del mundo de la moda y ahora se confirmó la secuela de esta querida y admirada cinta, que nos enseñó a apreciar el color azul cerúleo. Para muchos amantes de la moda y seguidores de las «chick flick», el anuncio de esta continuación ha generado grandes expectativas, ya que la primera entrega se convirtió en cine de culto.

En la industria cinematográfica no todo fue lo que pudo haber sido. Anne Hathaway, quien interpretó a Andy Sachs, el personaje principal, fue en realidad la novena opción para el papel. Rachel McAdams, inicialmente considerada para el rol, lo rechazó en tres ocasiones antes de que Hathaway se hiciera con él. Incluso el actor español Javier Cámara estuvo cerca de interpretar a Nigel, pero la barrera del idioma lo impidió. Sin embargo, finalmente, todo encajó a la perfección con el elenco que conocemos.

Detrás de la famosa editora de moda Miranda Priestly, interpretada por Meryl Streep, hubo un duro proceso de negociación. Inicialmente, el sueldo ofrecido a Streep no reflejaba el valor del proyecto, y la actriz tuvo que luchar por una compensación justa. A pesar de las dificultades, su actuación en la película le valió una nominación a un Globo de Oro y un Oscar, llevándose a casa el primero. Además, Streep se inspiró en Clint Eastwood para construir su personaje, adoptando su particular modo de hablar tranquilo pero dominante.

La novela en la que se basa la película está inspirada en la experiencia real de la escritora Lauren Weisberger, quien trabajó como asistente de Anna Wintour en Vogue. Tal como se representa en la película, Weisberger se familiarizó con el lenguaje y el estilo de vida de la editorial de moda, aspectos que inspiraron el desarrollo de la historia.

A pesar de tratarse de una película sobre el mundo de la moda, se presentaron dificultades para contar con la participación de algunas personalidades destacadas de la industria, quienes temían disgustar a Anna Wintour. A pesar de ello, la película logró incluir algunos cameos de renombradas figuras de la moda.

El vestuario de la película fue un punto destacado, y no es para menos, pues contó con un presupuesto millonario. La estilista Patricia Field tuvo a su disposición un millón de dólares para el vestuario, y cada look fue subastado después de la película, destinando los fondos recaudados a la investigación del cáncer de mama.

Con todos estos detalles sobre el filme «El diablo viste de Prada», es evidente que la espera de la secuela es emocionante para los seguidores. La historia de moda, drama y superación personal aún tiene mucho que ofrecer, y esperamos que esta segunda parte sea tan icónica como la primera. Ahora solo queda esperar para ver si la nueva entrega será capaz de superar las expectativas y de continuar con el legado de su predecesora.