Marisa Paredes, una de las actrices más icónicas del cine español, ha fallecido a los 78 años de edad, dejando un legado de cinco décadas de carrera en la gran pantalla. Su carisma y talento la convirtieron en un referente para cineastas y público, ganándose el reconocimiento de directores como Pedro Almodóvar, Fernando Trueba, Guillermo del Toro y muchos otros. La actriz, nacida en Madrid en 1946, se destacó por su versatilidad y capacidad para interpretar una amplia gama de personajes.

Marisa Paredes expresó en una ocasión su amor por la Plaza de Santa Ana, un lugar lleno de arte y musas que la inspiraron desde su juventud. Su pasión por el teatro y su deseo de escapar de la oscuridad de la dictadura franquista la llevaron a forjar una exitosa carrera en el mundo del espectáculo. Pedro Almodóvar, quien entregó a Paredes el Fotogramas de Plata Especial Homenaje en 2016, destacó la magnitud y originalidad que sus personajes ganaron con su presencia. La actriz se adaptó a diversos roles y demostró dominio en todos los registros, desde interpretar a una mujer que friega escaleras hasta encarnar una diva shakesperiana.

La colaboración de Marisa Paredes con Pedro Almodóvar inicia con «Entre tinieblas» en 1983, donde ella interpreta a sor Estiércol, una monja rebelde que cautivó al público junto a Carmen Maura y Chus Lampreave. Su participación en esta película marcó el comienzo de una prolífica trayectoria en el cine español, consolidando su presencia en festivales internacionales como el de Venecia. El reconocimiento de su labor artística ha dejado un impacto duradero en la industria cinematográfica.

En «Profundo carmesí», dirigida por Arturo Ripstein en 1996, Marisa Paredes entregó una memorable actuación como Irene Gallardo, una mujer atrapada en una historia de amor y violencia. Esta película evidencia la destreza actoral de Paredes en roles complejos y emocionalmente intensos, lo que la consolida como una intérprete multifacética. Su participación en filmes como «Tras el cristal», «La piel que habito» y «El espinazo del diablo» evidencian su compromiso con proyectos desafiantes y arriesgados.

Marisa Paredes se destacó también en «Las bicicletas son para el verano» y «Todo sobre mi madre», películas que la convirtieron en un ícono del cine español. Su presencia en la gran pantalla siempre estuvo marcada por una profundidad emocional y una fuerza interpretativa inigualable. Su carrera abarca una amplia variedad de géneros cinematográficos, desde el drama hasta el thriller, dejando una huella imborrable en la historia del cine.

El legado de Marisa Paredes trasciende su contribución a la cinematografía española y llega a la audiencia global, impactando a generaciones de cinéfilos y artistas. Su compromiso con la excelencia artística y su habilidad para conmover a través de sus personajes la posicionan como una de las grandes figuras del cine. Su partida deja un vacío en la industria del entretenimiento, pero su influencia perdurará a través de su obra, inspirando a futuras generaciones de actores y actrices.