La gala de los premios Oscar está cada vez más cerca, y con ella surge una controversia en torno a la influencia de la inteligencia artificial en la industria cinematográfica. La revelación de que la película «The Brutalist», dirigida por Brady Corbet, ha hecho uso prominente de la IA, ha generado un debate en el mundo del cine. Se ha utilizado inteligencia artificial generativa para los diálogos en húngaro de los actores Adrien Brody y Felicity Jones, así como para el diseño de edificios ficticios en la escena final, lo que ha desatado críticas y preocupaciones sobre el impacto en el proceso creativo y en los empleos dentro de la industria.

Sin embargo, Corbet ha defendido la decisión, insistiendo en que no afecta la integridad artística de la película. Esta polémica se enmarca en un contexto más amplio, donde otros filmes de gran presupuesto han recurrido a la IA para aspectos técnicos, generando controversia y cuestionamientos sobre la autonomía y creatividad humanas en la producción cinematográfica.

Afortunadamente, figuras destacadas del mundo del cine como Adam Elliot, director de «Memorias de un caracol», han alzado su voz en defensa del trabajo artístico realizado por seres humanos. Su película, una joya de animación en claymation, aboga por resaltar el valor del esfuerzo humano en contraposición a las injerencias tecnológicas como la inteligencia artificial. Este mensaje es reforzado al concluir la cinta con la frase «Esta película ha sido hecha por seres humanos», transmitiendo con firmeza la importancia de priorizar la creatividad y el trabajo humano en la industria del cine.

Otro ejemplo de esta resistencia a la IA en el cine se evidencia en «Heretic», dirigida por Scott Beck y Bryan Woods. A pesar de no haber utilizado inteligencia artificial generativa en su realización, los cineastas incluyeron un mensaje en los créditos finales para destacar esta elección, convirtiéndose en un llamado para generar conciencia sobre el papel de la tecnología en el arte cinematográfico.

En una entrevista con Variety, Beck y Woods expresaron su preocupación sobre el uso de la IA en el cine, defendiendo la importancia de preservar la intervención humana en el proceso creativo. Este debate no solo gira en torno al arte, sino también a las implicaciones éticas y laborales que conlleva el avance de la inteligencia artificial en la industria del entretenimiento.

En este sentido, es relevante mencionar la postura de la productora A24, conocida por respaldar proyectos independientes como «Heretic» y que, según Beck, apoya firmemente la exclusividad del trabajo humano en la realización cinematográfica. Esta postura refleja la preocupación de numerosos profesionales del cine que temen un futuro en el que la intervención humana sea desplazada en favor de la eficiencia tecnológica.

En medio de este escenario, se vislumbra una batalla ética y creativa, donde se hace necesario cuestionar y reflexionar sobre el impacto de la inteligencia artificial en el arte. La resistencia a la IA en el cine representa un llamado a preservar la singularidad y la autenticidad del trabajo humano en un mundo cada vez más influenciado por la tecnología. Este diálogo resulta fundamental para garantizar que la creatividad y la expresión artística continúen siendo impulsadas por la esencia humana, ante el avance imparable de la inteligencia artificial en el séptimo arte.