Este 2024 se cumple el 50º aniversario de una de las películas más icónicas del siglo pasado, ‘Chinatown’ (1974), de Roman Polanski, un thriller noir en el que las corruptelas políticas, los asesinatos sin resolver y las pasiones desenfrenadas se dan de la mano para regalar al público una de las grandes obras maestras del celuloide.
Todo comenzó en el año 1971, cuando el poderoso productor de cine Robert Evans se disponía a construir las bases de su próximo proyecto cinematográfico. En un principio, la idea era realizar una adaptación de la novela ‘El gran Gatsby’, de F. Scott Fitzgerald, por la que el productor pagaría al guionista 175.000 dólares al contado. Pero Towne no se vio capacitado para escribir un libreto a la altura de la obra original, por lo que rechazó el primer encargo.
En su lugar, Towne le sugirió a Evans escribir su propio proyecto original, un thriller con aroma a neo-noir ambientado en Los Ángeles en 1937 y por el que el guionista estaba dispuesto a cobrar tan solo 25.000 dólares. Evans, que se desempeñó durante casi una década como jefe de producción de la Paramount Pictures, había ganado fama al haber transformado unos estudios en crisis en una de las productoras más potentes del mercado a nivel mundial, y bajo su mandato se llevaron a cabo películas como ‘La extraña pareja’ (1968) o las dos primeras partes de ‘El padrino’.
Su olfato para decantarse por nuevos proyectos y su capacidad para controlar todos los aspectos de la producción solamente se vieron eclipsados a causa de sus problemas con la justicia, al ser condenado por tráfico de cocaína y como cómplice de un homicidio durante la década de los 80.
Finalmente, Evans aceptó la proposición de Towne, quien comenzó a escribir el guion de ‘Chinatown’ pensando en Jack Nicholson para interpretar al personaje protagonista de la cinta, el detective J. J. Gittes.
El trato no fue satisfactorio para el guionista, que soñaba con poder dirigir también la película, ya que Evans tendría el control total de la cinta y entre sus planes no se encontraba el ofrecerle a Towne la dirección de la misma. Mientras se dirimían los aspectos referentes a la producción, Towne continuaba con su enfermizo trabajo de escritura. La trama estaría ambientada a finales de la década de los 30 en la ciudad de Los Ángeles, donde el detective J. J. Gittes es contratado por una mujer para encargarse de la vigilancia de su marido, Hollis Mulwray, el jefe del Servicio del Agua de la ciudad, de quien sospecha que es un adúltero. Este caso, se irá enredando poco a poco, destapando una escabrosa red de corrupción relacionada con la comercialización de un recurso municipal como el agua y la construcción de sequías artificiales para poner en jaque a los agricultores de la región por parte de un malvado oligarca carente de ética y moral.
El rodaje de la película comenzó del mismo modo que había terminado la escritura de su guion, con algunos problemas. Polanski, a espaldas de Evans, acordó con la Paramount la contratación de su viejo amigo, William A. Fraker, como director de fotografía. Cuando el productor se enteró de esta decisión, trató de sabotearla por todos los medios, ya que consideraba que el dúo formado por Fraker y Polanski le quitaría el control sobre la producción de la cinta.
Una vez solucionado el tema de la dirección de fotografía, Polanski comenzó a confeccionar el elenco de la película. Al papel protagonista de Jack Nicholson se sumaron Faye Dunaway, quien dio vida a la femme fatale Evelyn Mulwray, en detrimento de una Jane Fonda que estuvo a punto de quitarle el papel, y el director de cine John Huston, quien realizó un encomiable trabajo interpretativo en el papel del multimillonario y enloquecido oligarca Noah Cross.
La banda sonora del filme en un principio iba a correr a cuenta del compositor Phillip Lambro, pero el productor Robert Evans le apartó de la producción en el último instante. En su lugar contrató al reputado Jerry Goldsmith, quien compuso y grabó la partitura entera de la película en diez días.
Finalmente, el estreno de la película fue todo un éxito y el filme obtuvo ni más ni menos que once nominaciones a los Oscar, algunas de ellas en las categorías principales de Mejor película, Mejor director para Roman Polanski, Mejor actor principal para Jack Nicholson, Mejor actriz principal para Faye Dunaway, Mejor banda sonora para Jerry Goldsmith o Mejor fotografía para John A. Alonzo, aunque únicamente se alzó con la estatuilla en la categoría de Mejor guion original para el legendario trabajo de Robert Towne.