El éxito abrumador de la primera entrega de la saga de libros de ‘Harry Potter’ hizo que su autora, J. K. Rowling, se convirtiera en una figura reconocida a nivel mundial tras su publicación en 1997. La popularidad de la serie de novelas, que transportaba a los lectores al mundo mágico que giraba en torno a Hogwarts y sus fascinantes personajes, dio lugar a una marca global que actualmente vale más de 7.000 millones de libras.
Sin duda, uno de los factores que contribuyó decisivamente al aumento del valor de la marca ‘Harry Potter’ fueron las adaptaciones cinematográficas. En 1998, la Warner Bros. adquirió los derechos de las dos primeras novelas, que ya eran superventas, lo que supuso un gran beneficio para J. K. Rowling, quien además logró tener un control prácticamente ilimitado en la adaptación de sus libros a la pantalla grande.
La participación directa de J. K. Rowling en la adaptación de ‘Harry Potter y la piedra filosofal’ en 2001, dirigida por Chris Columbus, sentó las bases para las siguientes películas. La autora impuso estipulaciones como que todas las locaciones fueran filmadas en Gran Bretaña y tuvo un papel activo en la selección del elenco, priorizando actores británicos para los papeles.
Además, Rowling colaboró estrechamente con el diseñador de producción Stuart Craig para dar vida al mundo mágico, dibujando un croquis en una servilleta que detallaba la distribución de las principales locaciones de Hogwarts y sus alrededores. Esta colaboración resultó en una adaptación cinematográfica que reflejaba fielmente la visión de la autora, como ella misma expresó en una entrevista en 2007.
La brillante colaboración entre Craig y Rowling tuvo un resultado magnífico en las películas, adaptando perfectamente la visión de la autora. Esta fue una de las razones por las que J.K. Rowling afirmó su satisfacción con el trabajo de Stuart Craig durante una entrevista en el podcast PotterCast en diciembre de 2007, destacando que las películas reflejaban fielmente lo que había imaginado durante todos esos años.