Jaime de Armiñán, director de obras fundamentales de la historia del cine español como Mi querida señorita (1972), falleció este martes a la edad de 97 años según han confirmado fuentes del diario elDiario.es. El cineasta fue nominado al Oscar por su obra más conocida, escrita junto a José Luis Borau, la cual representó una revolución al abordar, incluso antes de la muerte de Franco, temas como la transexualidad a través de un personaje interpretado por José Luis López Vázquez.

El impacto de Mi querida señorita sigue latente en la actualidad. Recientemente, Netflix anunció una nueva versión producida por Javier Calvo y Javier Ambrossi, destacando la intención de «rellenar los huecos» que dejó la obra original adelantada a su tiempo. Aunque esta cinta es su trabajo más reconocido, Armiñán es mucho más que un cineasta asociado únicamente a un título. En su filmografía destacan otras películas importantes como El amor del capitán Brando (1974), Al servicio de la mujer española (1978) o El nido (1980), protagonizada por Héctor Alterio y Ana Torrent y también nominada al premio Oscar a la Mejor película de habla no inglesa. Además del impacto cultural y social de sus obras, la figura de Jaime de Armiñán fue trascendental en el panorama cinematográfico español de su época.

Durante una etapa en la que la cinematografía española desafiaba al régimen y miraba al futuro, directores como Armiñán, Borau y Saura contribuyeron significativamente al desarrollo y reconocimiento del cine en España. Su legado va más allá de Mi querida señorita, abarcando una diversidad de temáticas y enfoques que representan una contribución invaluable a la riqueza cinematográfica del país. La trascendencia de su obra como precursor en el tratamiento de temáticas poco exploradas en su momento, así como la calidad y diversidad de sus trabajos, confirman a Jaime de Armiñán como una figura imprescindible en la historia del cine español.

Jaime de Armiñán, a lo largo de su vida, demostró ser un cineasta visionario y comprometido con la narrativa cinematográfica que, aun en su ausencia, continuará inspirando y marcando el rumbo del cine español. Su legado representa un aporte invaluable que trasciende en el tiempo, resaltando la importancia de su figura y contribuciones no solo a la historia del cine, sino también al desarrollo cultural y social de España.