Se acerca el estreno de dos películas muy esperadas en el cine español: Gru 4: Mi villano favorito y Padre no hay más que uno 4: Campanas de boda. Ambas sagas cuentan con una larga trayectoria y han logrado cautivar al público, especialmente al familiar.
Sin embargo, a lo largo del tiempo, las narrativas de ambas franquicias han ido perdiendo fuerza, dejando de lado las tramas emocionantes para dar paso a una sucesión de gags sin una base argumental sólida. Parece que los protagonistas de ambas sagas han concluido su arco de redención desde la primera película, lo que ha llevado a una falta de progresión narrativa y a una coartada argumental endeble.
Tanto Gru como Padre no hay más que uno se han convertido en marcas que persisten en el tiempo sin ofrecer un progreso narrativo específico. Esto les permite mantener una fórmula conservadora para atraer a las familias, asegurando el éxito en taquilla en cada una de sus entregas. Las marcas entienden perfectamente el tipo de entretenimiento que deben ofrecer y saben cómo atraer puntualmente a las audiencias familiares.
Illumination Entertainment, la productora detrás de estas exitosas franquicias, se enorgullece de desarrollar películas de animación rentables, manteniendo un presupuesto moderado y un estilo visual reconocible. Su enfoque se caracteriza por colores vivos, diseños de personajes distintivos y guiones que, si bien no destacan por su ambición, logran atraer a los espectadores de todas las edades.
Sin embargo, frente al hiperrealismo y la sofisticación de otras productoras, Illumination apuesta por un estilo más desaliñado en sus películas, priorizando el movimiento y la estimulación visual, atractivo para el público actualmente hiperestimulado.
A pesar del éxito económico, la falta de progresión narrativa y la dependencia absoluta del gag en las películas de Gru y Padre no hay más que uno han hecho que su frescura disminuya. La ausencia de una narración convincente y la repetición constante de chistes derivativos han llevado a que estas películas sean fácilmente intercambiables entre sí, sin ofrecer sorpresas al público.
En el caso de Gru 4, la película carece de una trama sólida, centrándose más en la sucesión de gags que en el desarrollo de una narrativa coherente. Aunque la fórmula sigue siendo efectiva para atraer al público, la falta de innovación narrativa podría restarle atractivo a largo plazo.
En resumen, tanto Gru 4: Mi villano favorito como Padre no hay más que uno 4: Campanas de boda mantienen la fórmula que les ha brindado el éxito en taquilla, pero la falta de progresión narrativa y la dependencia excesiva del humor podrían restarles frescura artística a largo plazo. Sin embargo, el público sigue acudiendo a las salas con entusiasmo, lo que garantiza su continuo éxito financiero.