Antón Álvarez, reconocido por su talento musical, sorprende al mostrar sus habilidades también en el ámbito cinematográfico. La película «La guitarra flamenca» dirigida por Yerai Cortés, nos lleva más allá de una simple narración sobre música. Esta obra se adentra en temas profundos, abordando la importancia de la familia, los secretos que la envuelven y la compleja dinámica de la comunidad gitana, todo ello enmarcado en la grabación de un disco.

El protagonista de esta historia, el guitarrista Yerai Cortés, emprende un viaje hacia el descubrimiento y la liberación personal. Decidido a plasmar un oscuro secreto familiar en su música, busca en el cine una vía para deshacer el nudo emocional que lo ha atormentado. De la mano de Álvarez, su travesía se convierte en un relato impregnado de magia gitana, donde se entrelazan la melancolía de los cementerios, recuerdos dolorosos, y las letras de sus canciones.

El enfoque naturalista de la película, que emula la destreza de Isaki Lacuesta, es perturbado por momentos de expresividad, especialmente en las actuaciones musicales y las conversaciones con familiares y amigos gitanos de Yerai. A través de estas interacciones, Álvarez logra retratar de manera auténtica el conflicto identitario de su protagonista, quien se debate entre su herencia gitana y su relación con el mundo no gitano.

La libertad creativa impresa en cada aspecto de la película, desde la elección del protagonista hasta las decisiones formales, revela la destreza y la audacia de Antón Álvarez como director. Este enfoque tan desafiante solo podría ser llevado a cabo por un artista tan intrépido como el aclamado C. Tangana. A través de «La guitarra flamenca», Álvarez nos muestra su capacidad para conducir un relato cinematográfico extraordinariamente libre y poderoso.