Ryan Gosling es un fenómeno que parece lejos de apagarse. Su carrera está llena de éxitos y ya se cuentan por décadas sus años en la cima. Al fin y al cabo enamoró a toda una generación en ‘Big Fish’, película que ya tiene más de 20 años. Sí, se dice pronto. Sin embargo, quizás su mayor cima la alcanzó con ‘La La Land’, cinta en la que dejó muy claro que, junto a Emma Stone, formaba la pareja con más química de Hollywood. Aunque quizás esto de la química sea cosa de Ryan con cualquiera. Al fin y al cabo, encontró el verdadero amor junto a Eva Mendes en ‘Cruce de caminos’ (2012) y no podemos decir que su química con Margot Robbie en ‘Barbie’ (2023) se quedase a la zaga de cualquiera.

Gosling es algo así como la versión femenina de Katharine Hepburn, ese que siempre saca la mejor versión, el mejor papel, de su co-protagonista. Pero lo cierto es que el bueno de Ryan Gosling todavía tiene un Oscar. Y eso que salvó la última gala con su actuación de ‘I’M Just Ken’. Quién sabe, quizás la suerte cambie con ‘El especialista’, película junto a Emily Blunt que llega a nuestros cines este 26 de abril. Sin embargo, en medio de todos estos grandes proyectos, de papeles icónicos y de estanterías llena de premios hay otro título que nos parece que siempre se recuerda con la boca demasiado pequeña.

Si Ryan Gosling es la leyenda que es, entre otras cosas, es por ‘Crazy Stupid Love’, icono del catálogo de Netflix que hemos visto una y otra vez y que abandonará la plataforma a finales de este mes de abril. Una catástrofe para los espectadores que acuden a esta comedia romántica de manera recurrente siempre que quieren pasar un mal rato. Y es que ‘Crazy Stupid Love’ es de esas películas que no pretende inventar la rueda pero que funciona cómo un reloj. Cada personaje es adorable y carismático y cada gag funciona. Y todo se pasa como un suspiro.

Aunque toda la culpa no la tiene Ryan Gosling. Así, como quién no quiere la cosa, esta película de 2011 reunió a Ryan Gosling, Steve Carell, Emma Stone, Julianne Moore y Marisa Tomei en una misma película. Todo para contarnos varias historias de amor de manera paralela cuyo cruce final siempre nos saca una gran sonrisa. Puede que ‘Crazy Stupid Love’ no vaya a pasar a la historia del cine (al menos liderando un capítulo), pero es la película en que pensamos cuando pensamos en Ryan Gosling (y no, no es solo por esa escena sin camiseta en la que Emma Stone no se cree lo que ve). Y sí, la volveremos a ver antes de que abandone Netflix.

Rafael es experto en cine, series y videojuegos. Lo suyo es el cine clásico y de autor, aunque no se pierda una de Marvel o el éxito del momento en Netflix por deformación profesional. También tiene su lado friki, como prueba su especialización en el anime, el k-pop y todo lo relacionado con la cultura asiática.

Por generación, a veces le toca escribir de éxitos musicales del momento, desde Bizarrap hasta Blackpink. Incluso tiene su lado erótico, pero limitado, lamentablemente, a seleccionarnos lo mejor de series y películas eróticas. Pero no se limita ahí, ya que también le gusta escribir de gastronomía, viajes, humor y memes.

Tras 5 años escribiendo en Fotogramas y Esquire lo cierto es que ya ha hecho un poco de todo, desde entrevistas a estrellas internacionales hasta presentaciones de móviles o catas de aceite, insectos y, sí, con suerte, vino. 

Se formó en Comunicación Audiovisual en la Universidad de Murcia. Después siguió en la Universidad Carlos III de Madrid con un Máster en Investigación en Medios de Comunicación. Además de comenzar un doctorado sobre la representación sexual en el cine de autor (que nunca acabó), también estudió un Master en crítica de cine, tanto en la ECAM como en la Escuela de Escritores. Antes, se curtió escribiendo en el blog Cinealacarbonara, siguió en medios como Amanecemetropolis, Culturamas o Revista Magnolia, y le dedicó todos sus esfuerzos a Revista Mutaciones desde su fundación. 

Llegó a Hearst en 2018 años y logró hacerse un hueco en las redacciones de Fotogramas y Esquire, con las que sigue escribiendo de todo lo que le gusta y le mandan (a menudo coincide). Su buen o mal gusto (según se mire) le llevó también a meterse en el mundo de la gastronomía y los videojuegos. Vamos, que le gusta entretenerse.