En la película «Mariposas negras», el director David Baute nos presenta tres historias paralelas que comparten una realidad inquietante: la de las personas que se ven obligadas a abandonar sus hogares debido al cambio climático. Valeria debe viajar desde el Caribe hasta Francia, Tanit debe dejar su pueblo en Kenia y Shaila se ve forzada a partir de la India para servir a una familia acomodada en Dubái. Cada una de ellas, impulsada por diferentes razones climáticas, lucha por sobrevivir y garantizar un futuro para sus hijos en la nueva vida que se les ha impuesto.

Inspirada en mujeres reales, la película utiliza la animación para concienciar sobre las consecuencias del calentamiento global. La historia nos muestra de manera inteligente, cruda, elegante y desgarradora cómo el cambio climático tiene un impacto devastador en la vida de estas familias. La cinta nos sumerge en el antes y el después, confrontándonos con la abrupta desintegración de sus realidades en cuestión de segundos. Si bien no es fácil de presenciar, especialmente para las mujeres, es un recordatorio necesario para sensibilizarnos acerca de lo que está sucediendo más allá de nuestra burbuja.

Las historias presentadas en «Mariposas negras» ofrecen un testimonio conmovedor de la lucha diaria de quienes se ven afectados por el cambio climático. A través de las vivencias de Valeria, Tanit y Shaila, la película visibiliza el sufrimiento de tantas personas que se ven forzadas a abandonar todo lo que conocen en búsqueda de un refugio seguro. En este sentido, la obra nos invita a reflexionar sobre la realidad de miles de familias en todo el mundo que se enfrentan a esta dolorosa realidad.

El director Baute logra plasmar la complejidad y la crudeza de estas experiencias a través de una narrativa que entrelaza las vidas de Valeria, Tanit y Shaila. La animación se convierte así en una herramienta efectiva para transmitir la urgencia de la situación y para generar empatía con los personajes, cuyas historias personales representan a tantos otros en situaciones similares. Asimismo, la película nos confronta con la responsabilidad colectiva de abordar el cambio climático y encontrar soluciones que protejan a los más vulnerables.

Al final, «Mariposas negras» nos desafía a no mirar para otro lado y a reconocer la importancia de tomar medidas para mitigar los efectos del cambio climático. Las historias de Valeria, Tanit y Shaila representan un llamado de atención sobre la necesidad de actuar con urgencia para proteger a las comunidades afectadas y trabajar para crear un mundo más sostenible para las generaciones futuras. Esta película nos muestra el rostro humano de una crisis que no puede ser ignorada y nos insta a reflexionar sobre nuestra responsabilidad individual y colectiva en la protección de nuestro planeta.