Han pasado 34 años del estreno de Pretty Woman, la comedia romántica más famosa de todos los tiempos. Desde que en su día arrasara en taquilla con 463 millones de dólares, hasta las eternas reposiciones en televisión, se ha consolidado como un clásico generacional. Todo un logro para los involucrados, del fallecido director Garry Marshall hasta sus actores protagonistas: Richard Gere y una Julia Roberts que se consagró como estrella absoluta gracias a interpretar a Vivian Ward, la trabajadora sexual con un corazón de oro.
Sin embargo, 34 años son muchos años, y es razonable que ciertas cosas que proponía Pretty Woman hayan quedado desfasadas. Análisis posteriores critican el dibujo de las trabajadoras sexuales como Cenicientas que dependan de la misericordia de los hombres millonarios, o la compleja dinámica de poder entre Vivian y Edward Lewis, el personaje de Gere. Lo positivo de todo esto es que Julia Roberts es consciente, y tampoco le quita el sueño ponerse a defender Pretty Woman con uñas y dientes. Asume que es positivo, en fin, que la sociedad vaya avanzando y repensando su relación con las obras del pasado.
La actriz de Novia a la fuga reflexionó recientemente sobre estos asuntos para Vanity Fair, que le preguntó sobre el legado de Pretty Woman y las críticas mencionadas. Roberts dijo que lo suyo era ver las cosas en su contexto: “Hay muchas películas que, vistas en la actualidad, nos llevarían a hacernos preguntas, a cuestionar el clima de la época en que se hicieron. Incluso si viéramos hoy algunos programas de televisión de cuando yo era joven, nos asombraríamos de lo mucho que nos podían hacer reír algunas cosas. Pero precisamente por ese motivo seguimos contando historias diferentes. Los tiempos cambian”.
Desde luego, parece la forma más sensata de ver el asunto, y asegurar el disfrute constante de Pretty Woman por parte de generaciones venideras. Esta reflexión de Julia Roberts nos invita a cuestionar el impacto cultural de las obras fílmicas a medida que el contexto social evoluciona. Por tanto, es importante reconocer que, aunque Pretty Woman sigue siendo un referente en la cinematografía, no está exenta de críticas y cuestionamientos en el mundo contemporáneo.
Así, reflexionar sobre la influencia de esta película nos conduce a una comprensión más profunda de su relevancia en la historia del cine. Si bien es cierto que ha dejado un legado innegable, también es importante considerar cómo su representación de género y relaciones interpersonales ha evolucionado con el tiempo. El debate en torno a Pretty Woman nos invita a analizar la forma en que las obras cinematográficas reflejan y moldean la sociedad en la que son creadas, desafiando nuestra percepción y exigiendo una reflexión más amplia sobre el impacto cultural de las producciones audiovisuales. En última instancia, esta discusión nos invita a cuestionar cómo las representaciones de género y relaciones en el cine pueden influir en nuestras percepciones y valores contemporáneos.