El cineasta español Maria Ripoll ha dado inicio a su última película con un flashback, una estrategia que podría resultar desconcertante para algunos espectadores. Pero gracias a la magnífica actuación de Susi Sánchez, en apenas dos gestos, logra transmitir la complejidad y la distante pero carismática naturaleza de la madre protagonista, un personaje basado en la novela escrita por Milena Busquets.
El mérito recae en la actuación de la talentosa Sánchez y en el guion, obra de Ripoll y Olga Iglesias, que a través de pinceladas sueltas logra construir un retrato preciso de la editora Esther Tusquets y de la complicada relación que mantenía con su hija.
El proceso de llevar un libro a la pantalla constituye un reto delicado, especialmente cuando se trata de una obra como esta, considerada casi un clásico en la literatura de duelo. La película se aferra al texto original, con sus escenarios en Cadaqués, sus personajes, amantes, exmaridos y su intensidad única. Logra mantener parte del texto intacto como diálogo interno en voz en off, añadiendo capas tanto al personaje principal, la protagonista, como al personaje ausente, su difunta madre. Además, se agradece la pulida eliminación de ciertas escenas de la novela para que todas las reflexiones que se plasman en la pantalla tengan cabida en los 96 minutos de duración.
Sin embargo, el verdadero núcleo de «También esto pasará» es la interpretación de Marina Salas, quien da vida a Blanca, el alter ego de Milena Busquets. Salas logra cautivar al espectador, asumiendo el alma del personaje de manera tan convincente que transmite sus pensamientos con solo una mirada, según indica la directora. La habilidad de Salas para interpretar a un personaje con el que no guarda un gran parecido físico es admirable, y lo hace sin recurrir a pelucas o aderezos.
En algunas ocasiones, Salas provoca fascinación; en otras, rechazo, al encarnar a una adolescente de 40 años con dos hijos, egoísta y frívola. No obstante, la película culmina con una escena tan redonda que resulta inevitable sentir empatía por ella. La banda sonora de Maria Rodés acompaña de manera magistral este duelo, sin caer en la tragedia o la oscuridad.
Lo mejor de la película es la interpretación de Marina Salas, mientras que el aspecto más negativo reside en las posibles cargantes charlas con los amigos.
Buscando superar la reciente pérdida de su madre, Blanca se refugia en la casa familiar de Cadaqués para pasar el verano junto a su familia y amigos. Entre copas de vino, salidas en barco y encuentros con sus amantes, Blanca aprenderá a quedarse con el recuerdo de lo vivido y lo mucho aprendido.
El artículo fue escrito por Laura, una crítica de cine y periodista cultural, que ha construido su carrera escribiendo sobre diversos ámbitos como el teatro, la música, el arte, la fotografía, la arquitectura y la gastronomía. Especializada en cine de autor, Laura posee una formación en Periodismo y ha explorado de cerca el conflicto en Irlanda del Norte. Su pasión por el cine la ha llevado a diferentes rincones del mundo, donde ha experimentado y compartido historias únicas a través de documentales y entrevistas a destacadas figuras de la industria cinematográfica.